miércoles, 3 de julio de 2013

Desahogo

Hace algunos años, unos amigos y yo nos dedicábamos a planear sorpresas por los cumpleaños.  Tocaba la sorpresa de una de mis amigas que en el nombre lleva al mar y al cielo y en el alma lleva al agua tatuada. Decidimos llevarla a la playa. Solo un día, ida y vuelta.

Estuvimos muy contentos y, de pronto, como a las seis de la tarde, justo cuando los pescadores regresaban a la orilla, decidimos despedirnos de aquella jornada paradisíaca vistiéndonos una vez más de mar.

Primero bromeábamos entre las olas y, luego, nos dimos cuenta de que el mar ya no quería visitas. En su furia por nuestra irrupción, fue envolviéndonos en sus tentáculos.

Yo gritaba. Tan fuerte como la voz me daba. Me sentía cada vez más alejada de mis amigos y las olas me revolcaban. "Me voy a ahogar", pensé en el momento en que vi una ola gigantesca e intenté nadar hacia la cada vez más obnubilada orilla.

Justo antes de que me ganara el mar, grité a todo pulmón. Mi amiga apenas escuchó un susurro, pero fue suficiente para que volteara. Y me dio la mano, y me salvó. Ella y yo pudimos regresar a la orilla sin que los pescadores nos ayudaran, así que supongo que no estuvimos al borde de la muerte ni mucho menos. Con mis otros dos amigos, la historia fue distinta: estaban tan lejos que necesitaron ayuda.

Poco a poco, preferimos enterrar la anécdota, pero, ahora que lo pienso, la sensación que me embarga últimamente es esa de que una especie de mar interno me engulle y me lleva a lugares insospechados. En esta ocasión, no hay nadie que me salve de mí, ni yo misma, aunque el apoyo de quienes han estado es muy valioso, porque me obliga a seguir nadando.

Creo que nunca agradecí suficiente a esa amiga que me salvó del mar, pero ojalá que algún día lea esto y sepa lo importante que fue para mí que, en ese preciso instante en que la inmensa ola estaba por arrastrarme, me tendiera la mano.

Es una lástima que, ahora, la historia sea distinta: aunque nadie pueda salvarme de mí misma, siempre se agradecerá la mano ofrecida.

0 comentarios: